Encontré esta foto en el muro de una de mis amigas Alicia Ochoa-Jauregui’s
que aun sin conocer personalmente, hay unidad y aceptación no por las apariencias sino por la conexión espiritual. Creo haber recibido inspiración al contemplar esta foto y he aquí comparto lo que me llego.
La vida es como un viaje en tren, diferentes vagones, diferentes paradas o estaciones en las cuales se supone deberíamos de disfrutar o experimentar lo que hay en cada estación.
Un hombre en el transcurso de su viaje ha estado por varias estaciones y ha tratado de disfrutar al máximo cada estación o periodo de su vida, pero no ha podido porque siempre ha vivido tratando de rescatar al niño que se quedo herido y frustrado en una estación.
Cada vez que el hombre llegaba a una nueva estación siempre contemplaba a aquel niño abandonado, menospreciado, humillado, maltratado y siempre lloraba por querer rescatar al niño.
Un día se le presento una oportunidad una sola de volver al pasado y tratar de rescatar aquel niño que lloraba en el ferrocarril por haber sido abandonado. Cuando el hombre volvió al niño para rescatarlo lo tomo por la mano e insistió ven conmigo ven conmigo, a lo que el niño le respondió dos cosas debo decirte, una es que este niño eres tu, aquel hombre irrumpió en llanto, a lo que el niño le respondió, no llores por mi, ya crecí. Y lo segundo dijo el niño al hombre, si yo no hubiera sido dejado aquí, tu nunca habrías aprendido a ser lo fuerte que eres.
Ahora dejame dijo el niño y no llores mas por mi, disfruta las estaciones que quedan por delante por que la niñez se termino.
Pastor Diego M 